martes, 15 de diciembre de 2009

AQUEL NO FUE UN BUEN DÍA

Aquel 19 de octubre no fue un buen día.
Cuando me desperté tenía tanto sueño que no me podía levantar y mi madre me tiró un vaso de agua fría. Como iba tan dormida perdí el bus tuve que coger el de bachillerato, y con tanta suerte que detrás tenía a un chico que me daba patadas.
Al fin llegué al instituto, y en ese instante me acordé de que me había dejado la llave de la taquilla en casa así que tuve que llevar los libros todo el día en la maleta, y por si fuera poco cuando llegué a casa no había nadie y como me había dejado las llaves en casa no podía entrar.
Traté de llamar a mis padres pero mi movil no tenía batería. Así que hasta las seis de la tarde no comí. Por la tardeme fui a dar una vueta con mis amigas. El suelo estaba húmedo porque había llovido y resbalé y caí en el barro. Al llegar a casa me duché y no quedaba agua caliente y tuve que ducharme con agua fría. Al fin cené, y cuando bebía agua me caí de la silla, resulta que me había sentado en la silla que le faltba un pata, y como podeis imaginaros me cayó toda el agua encima y me empapé. Al irme a dormir tropecé con las escaleras, y como hacía mucho frío encendí la calefacción pero no funcionaba.
¡VAYA SUERTE LA MÍA!

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